Obesidad y Tratamiento Actual: un Enfoque Integral para una Solución Real

(PSM) Es difícil hacer una síntesis pues son varios factores los implicados. Tenemos el desarrollo de la industria alimentaria y la ciencia puesta a su servicio para producir masivamente ultra procesados que son muy baratos, accesibles y adictivos. Se incrementa muchísimo el consumo de azúcar, grasas, alcohol y bebidas azucaradas.

Asistimos a un gran cambio en las costumbres: se consume mucha comida rápida y aumenta la frecuencia en la que se come fuera de casa, perdiéndose el hábito de cocinar en los hogares. Los avances tecnológicos y la sociedad del bienestar han reducido drásticamente el esfuerzo físico. Somos mucho más sedentarios.

La alta exigencia de hiperproductividad laboral y personal, causa de estrés, ansiedad y secreción mantenida de cortisol, que producen un aumento de la ingesta como mecanismo de confort. Destacaríamos también los cambios sociales y económicos que vivimos y que conllevan una pérdida de poder adquisitivo en parte de la población. A menor capacidad económica, mayor es el índice de obesidad.

“La obesidad es una enfermedad multifactorial impulsada por cambios sociales, económicos y de estilo de vida.”

2. Además del balance energético, ¿qué papel juegan la genética y otros factores biológicos en el desarrollo de la obesidad? 

(PSM) La causa más frecuente de obesidad es cuando la ingesta calórica es mayor que el gasto, es decir, nuestro balance energético es positivo. También influye la genética, que determina la eficacia neuro-hormonal en la regulación del apetito, la cantidad y distribución de nuestra grasa corporal, la eficiencia del metabolismo para “quemarla” con el ejercicio, etc.

La edad en ambos sexos es otro factor importante. Cabría mencionar el embarazo y la menopausia, pues también producen un aumento de la grasa corporal. Algunas enfermedades y medicamentos favorecen la aparición de obesidad, así como el descanso nocturno insuficiente, el aumento crónico de cortisol y la alteración de la microbiota intestinal.

3. Se ha hablado mucho del impacto del estrés, el sueño y el microbioma en la regulación del peso. ¿Cómo influyen estos aspectos en la obesidad?

(MSM) El estrés y la falta de sueño provocados por cambios en nuestro estilo de vida (exceso de tiempo frente a las pantallas, horarios intensivos de trabajo, sedentarismo; falta de exposición solar…) se relacionan con cambios hormonales que alteran el ciclo natural del organismo y favorecen una mayor apetencia por alimentos insanos y procesados ricos en grasas y azúcares. Esto produce una disbiosis o desequilibrio en la microbiota intestinal tan importante para el desarrollo y estimulación del sistema inmune, endocrino y nervioso.

El cuidado de nuestra microbiota no es complejo y contribuye a regular el apetito, el metabolismo de la glucosa, el peso corporal y la inflamación asociada a la obesidad: debemos de mantener una alimentación variada con frutas, verduras y cereales integrales, reducir el consumo de carnes procesadas e incluir alimentos fermentados como el yogur o kéfir que contienen probióticos, proteínas y calcio.

4. En cuanto a los tratamientos, ¿por qué es fundamental abordar la obesidad desde un enfoque multidisciplinar en lugar de centrarse sólo en la dieta o el ejercicio?

(PSM) Lo más importante en el tratamiento de la obesidad es lograr un cambio de estilo de vida que atienda a tres pilares fundamentales: la dieta, el ejercicio físico y el descanso nocturno. Hay casos en los que esto no es suficiente, como aquellos donde el entorno del paciente y su salud mental influyen en el sobrepeso y se requeriría una intervención psicológica o psicoterapéutica.

Y hay otros pacientes en los que todo lo anterior no funciona y en los que la investigación científica cada vez arroja más luz sobre las posibles causas a nivel del sistema neurológico, metabólico, etc. En estos casos se cuenta con la ayuda farmacológica que ha experimentado un gran avance y se espera que sea aún mayor.

“El tratamiento de la obesidad requiere un enfoque integral más allá de la dieta y el ejercicio.”

5. El tratamiento farmacológico ha evolucionado con el desarrollo de nuevos fármacos inicialmente diseñados para la diabetes tipo 2. ¿Cómo funcionan estos medicamentos en la pérdida de peso y qué efectos secundarios pueden tener?

(PSM) Estos medicamentos tienen una acción similar a las hormonas que se liberan en el intestino cuando comemos y actúan en el páncreas, cerebro, corazón, riñón, tejido graso y muscular, etc. Estas hormonas son la GLP-1 y GIP.
La acción como antidiabético viene dada por la estimulación de la secreción de insulina por el páncreas. Sus acciones en otros órganos son los que han hecho que se abra una prometedora ventana terapéutica en otras enfermedades. En el caso de la obesidad, producen retraso en el vaciamiento gástrico y estimulan los receptores de la saciedad en el cerebro. Ambas acciones producen sensación de estar llenos, pérdida de apetito y disminución de la ingesta con la consecuente pérdida de peso.
Tienen efectos secundarios como todos los medicamentos y que limitan su uso. Pueden producir fatiga, cefalea, náuseas, vómitos, diarrea o estreñimiento, dolor abdominal, dispepsia, reflujo ácido, cálculos biliares, pancreatitis aguda, deshidratación y fallo renal, taquicardia y pérdida de cabello. Posible riesgo de cáncer de tiroides y de ideación suicida, hipoglucemia y empeoramiento de la retinopatía diabética en casos muy concretos.

6. ¿Qué personas pueden beneficiarse de estos fármacos y en qué casos no se recomienda su uso?

(PSM) En la actualidad disponemos de tres fármacos: Ozempic, Wegovy y Mounjaro. Los dos primeros llevan el principio activo Semaglutida y el tercero la Tirzepatida.

Hablando estrictamente del tratamiento de la obesidad, Ozempic está indicado en diabéticos tipo 2 con obesidad no controlados con dieta y ejercicio. Wegovy y Mounjaro, en obesidad con IMC 27 29.9 más una enfermedad producida por ella o con IMC >30 sin necesidad de enfermedad asociada. Wegovy es el único indicado en mayores de doce años. Está contraindicado su uso en embarazadas, lactantes y en menores de dieciocho años. No se recomienda en mayores de setenta y cinco años; en enfermedades orgánicas graves; en la enfermedad Inflamatoria Intestinal; en casos de gastroparesia; en retinopatía diabética no controlada; si hay antecedentes de cáncer medular de tiroides; en algunos casos de depresión o si hay pensamientos suicidas. Se recomienda usar con precaución si se padece de pancreatitis, cálculos biliares, arritmias, enfermedad hepática y tiroidea.

“Nuevos fármacos como Ozempic, Wegoby y Mounjaro abren una prometedora vía para tratar la obesidad, aunque con riesgos y limitaciones.”

7. Se ha observado que muchas personas experimentan efecto rebote tras dejar los tratamientos farmacológicos. ¿Qué estrategias pueden ayudar a evitarlo?

(MSM) El efecto rebote aparece como consecuencia de someter a nuestro organismo a restricciones muy severas y drásticas que no son sostenibles en el tiempo, con el tratamiento farmacológico sucede lo mismo que con una dieta “milagro”, si no hemos llevado paralelamente un cambio de hábitos de alimentación y actividad física recuperaremos el peso perdido. Debemos de entender que los fármacos van a ser una herramienta más que nos ayuden al proceso del cambio, junto con nuevos hábitos de alimentación y un estilo de vida más saludable.

8. Algunas personas buscan soluciones rápidas y recurren a dietas extremas o productos milagro. ¿Cuáles son los riesgos de estas prácticas y cómo educar a la población sobre métodos más seguros y sostenibles?

(MSM) Todas estas dietas y métodos promulgan rapidez, pérdidas de peso espectaculares y sin esfuerzo, lo que hace que atraigan a muchas personas y de todos los rangos de edad. Suelen ser dietas muy restrictivas, muy bajas en energía que hacen que haya destrucción proteica, una importante pérdida de masa muscular, pérdidas de vitaminas y minerales. Todo esto afectará al sistema cardiovascular, hepático y renal además de alteraciones psicológicas o trastornos de la conducta alimentaria.

Una pérdida fisiológica, como norma general, está entre 0.5kg y 1kg de peso semanal. Si a la alimentación la acompañamos de actividad física, nos aseguraremos que la pérdida de peso sea de grasa y preservaremos la masa muscular.

9. Desde su experiencia, ¿cuál es la clave para lograr una pérdida de peso saludable y mantenida en el tiempo?

(MSM) La “dieta ideal” para cada uno de nosotros es aquella que podemos mantener en el tiempo, variada, sin restricciones de grupos de alimentos y controlada en aporte calórico para reducir el peso evitando déficits nutricionales.

El verdadero secreto una vez aprendida la forma de alimentarse correctamente es la constancia, mantener estos hábitos en tu día a día de manera natural.

“Educar sobre hábitos sostenibles es clave para prevenir los riesgos de las dietas milagro y lograr una pérdida de peso saludable y duradera.”

10. ¿Qué mensaje daría a quienes han intentado múltiples veces perder peso sin éxito y sienten frustración en el proceso?

(MSM) Yo les invitaría a hacer un ejercicio de reflexión sobre las razones que le llevan a querer bajar de peso y, una vez tomada la decisión, que se dejen guiar y asesorar por profesionales de la salud, dietética y de actividad física, que cambien el chip mental de “hacer dieta” en favor de un cambio integral en el que va a mejorar su salud, física, mental y emocional.